La presa del Congosto (Mues) y el nombre de Los Arcos


Autor: Pedro Argandoña

 

De lo que sigue, lo único cierto es que la presa estaba ahí, agazapada y en buen estado de conservación, esperando que el azar la reencontrara; lo demás es todo suposición.

 

El dique se localizó de forma fortuita durante la ejecución de unas obras y dada su espectacularidad, es lógico suponer que el destino del agua de este embalse era la ciudad romana de Curnonium, bajo la actual Los Arcos.

 


El lugar de Los Arcos, ya fue habitado por los vascones indígenas y es muy probable que, en época romana, el principal impulso urbano de este poblado indígena obedezca a la reorganización del territorio de los sometidos vascones por parte de Pompeyo y que alcanzará su plasmación definitiva con Augusto. Ptolomeo nos indica que esta ciudad estaba ubicada en territorio vascón, siendo limítrofe con la etnia de los várdulos (Berrueza)

 

Volviendo a la presa, para entender adecuadamente unas obras que más parecen del siglo XX que del cambio de era, debemos comprender que los avances técnicos de la ingeniería romana permitían que pequeñas ciudades como Curnonium tuvieran agua corriente en abundancia y de calidad. Por ello afirmaba Plinio (murió en Pompeya, durante la erupción del Vesubio) en su Historia Natural: “es el agua la que hace la ciudad”. De la misma manera, la ciudad vasco-romana que estuvo ubicada bajo la actual ciudad de Los Arcos tuvo que gozar de una importante red de alcantarillado que mantuvo unos altos niveles de salubridad y así evitar la propagación de epidemias. Eso sí, tal y como suponen los arqueólogos, también debemos valorar que este embalse sirviera igualmente para dotar al Odrón de un caudal suficiente para abastecer a la ciudad vascona de Calagurris-Calahorra, quizás con otra toma en cota más baja.

 


De forma somera, diremos que la pantalla de la presa estaba formada con hiladas de sillares de arenisca local que se van retranqueando de forma escalonada para ir perdiendo anchura y dar mayor estabilidad al muro. De esta manera se mantenía la firmeza del muro con el estanque vacío. Para contener el empuje del agua embalsada, la pantalla tiene una estructura trasdosada formada por un potente muro de hormigón romano de cal (opus cimenticiae) reforzado con un importante talud de piedras informes de unos 20 cm de diámetro.

 


Así pues, la conducción del agua hasta una cota elevada de Los Arcos debió de estar adaptada a las curvas de nivel del terreno, ya que iba por gravedad. De esta manera tenemos que la toma de agua estaba a unos 520 m.s.n.m. y a lo largo de unos seis kilómetros descendía hasta un punto indeterminado de la ciudad, en torno a los 450 metros de altitud.

 

La cronología de esta obra, por semejanza con la presa de Iturrandur que abastecía a Andelo y otras construcciones civiles de la misma índole, deberíamos llevarla al siglo I de nuestra era, época de amplio impulso a la arquitectura pública. Lógicamente, ignoramos el diámetro de la canalización, por lo que no sabemos si el caudal conducido tenía otra utilidad distinta de la del uso urbano.

 

Finalmente, siguiendo el proceso de conjeturas, la presa nos abre otra pista sobre el nombre de Los Arcos. Una etimología de sonsonete ha propiciado una interpretación popular del nombre que ha quedado plasmada en el escudo, con dos arcos superpuestos y sus flechas montadas. El nombre vasco es similar al castellano y aparece en la confirmación del Fuero a Estella por Sancho el Sabio (1164) recogida en la forma Arqueta o Arkueta. Estas dos formas, de igual significado, cabe relacionarlas con el acueducto final o alguna otra edificación relacionada con esta magnífica obra hidráulica romana. Esta puede ser la realidad reflejada en el nombre de Los Arcos/Arkueta, aunque, vayan ustedes a saber…

 

 

BIBLIOGRAFÍA

 

Armendáriz J., (2006):  Bases arqueológicas para la localización de la ciudad vascona de Curnonium en Los Arcos (Navarra). Trabajos de Arqueología de Navarra 19, 85-108.

 

Jimeno Jurío J. M. (2001): El nombre vasco de Los Arcos según el Fuero de Estella. Fontes linguae vasconum: Studia et documenta 55, 55-64.

 

Martínez A., Argandoña M., Argandoña P., (2019): El campamento romano (castra aestiva) de Gazólaz (Navarra). Munibe antropología-arqueología 70, 251-270.

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